El Tango en Barcelona

tango-orchestra-vectorEl tango llegó a Barcelona a principios del siglo veinte. En el año 1912 Linda Thelma , nacida Hermelinda Spinelli (1884; 1939) integrando una embajada artística argentina cantó los primeros tangos, aún acupleteados, en algunas de sus actuaciones. Desde entonces, la música de Buenos Aires pasó a formar parte del patrimonio popular de la ciudad.
Dos años mas tarde, coincidiendo con el estallido de la primera guerra mundial, se instaló en Barcelona -procedente de París- Ángel Sánchez Carreño «El Principe Cubano», estableciéndose como bailarín y profesor de  tango.  En  la  desaparecida  Maisón  Doré  de  la   Plaza Catalunya, este pionero introdujo el conocimiento de la danza porteña que la burguesía frecuentadora del local adoptó con entusiasmo, cuando esta danza ya había triunfado en París pero era resistida por la cultura oficial de Buenos Aires. Ángel Sánchez Carreño (31-05-1890; 11-02-1971) fue un cantante que se acompañaba al piano, autor de canciones, y que como presentador oficial del cabaret porteño «Chantecler» bautizó a Juan D’Arienzo como «El Rey del Compàs».
Otra figura que forma parte de esta historia es el bailarín Bernabé Simarra, «El Negro», que abrió academia en la calle Balmes y Gran Vía. Durante años enseñó los secretos de los “ochos, cortes y quebradas”.
En 1922 llega el actor cómico y cantor Francisco “Pancho” Spaventa (25-10-1896; 13-07-1951). En España, la música argentina hizo furor con Spaventa, aquel argentino desconocido en su patria, cuando tras pasear su vida de aventurero por los más aristocráticos cabarets de la corte de España, debutó en el teatro Eslava con el espectáculo que acaudillaba la ilustre actriz cinematográfica Catalina Bárcena, denominado “El cabaret de los pájaros”. A Spaventa le debe indudablemente la Argentina esta primera y máxima popularidad en España de su lírica.
Pero el fenómeno que consolidaría al tango en Barcelona, fue el debut de Carlos Gardel en el Teatro ‘Goya’ en el mes de noviembre de 1925. El ‘Principal Palace’ y el ‘Teatro Barcelona’ posteriormente, serían escenarios de los éxitos de Carlos Gardel en la Ciudad Condal. ”Los 7 ases” dirigidos por Juan Giliberti (15-02-1907; 10-12-1966), notable cantor y actor; la orquesta de Cátulo Castillo, integrada por los hermanos Alfredo, Ricardo y Carlos Malerba, Miguel Caló, Alberto Cima y el cantor Roberto Maida; la gran orquesta de Eduardo Bianco; el guitarrista Rafael Iriarte; el pianista y violinista Juan Cruz Mateo, gran artista plástico, todos argentinos, y los locales Juan Alba, Maria Olimpia, Mario Visconti, Carmen Aubert, entre muchos otros, además de formaciones musicales que actuaban de forma estable, constituían un amplio abanico tanguero. Tambien gente de las letras y la composición musical de Argentina y Cataluña se daban cita en la ciudad: Enrique Domingo Cadícamo, el «Becho» Gerardo Hernán Matos Rodriguez, Roberto Goyeneche (Roberto Emilio Goyheneche), Carlos Marambio Catán, José González Castillo y muchos más compartieron noches de bohemia con Rosendo Llurba, Enrique Nieto de Molina, Martín Montserrat Guillemat, y en una extensa lista Ramón Bertrán Reyna “Ramuncho” y Patricio Muñoz Aceña “Keppler Lais”, autores estos últimos del famoso tango “La cieguita”, que grabara Carlos Gardel con Ricardo y Barbieri en 1926 y luego en España el 17-12-1927. Entre los lugares que acogieron estas manifestaciones tangueras, podemos mencionar la ‘Granja Royal’, de la calle Pelayo; el cabaret ‘Excelsior’, de las Ramblas; el ‘Edén Concert’, de la calle Conde del Asalto y, por supuesto, el ‘Principal Palace’.
En 1928 arriba la Orquesta argentina Irusta-Fugazot-Demare y debuta con gran éxito en el «Principal Palace». Con el tiempo, esta primera formación de diez componentes quedaría reducida a las voces y guitarras de Agustín Irusta y Roberto Fugazot y el piano de Lucio Demare. Como tantas otras cosas nada fue igual después de los acontecimientos que se vivieron en España entre los años 1936 y 1939. El tango no podía ser una excepción y a pesar de que el querido tango se mantuvo en el recuerdo y en las placas de 78 r.p.m., otras prioridades guiaban la vida de los habitantes de Barcelona. Habrían de pasar muchos años, para que el tango tuviera una presencia de cierto relieve en la vida cultural de la ciudad. Salvando presentaciones esporádicas, como la de Enrique Santos Discépolo y su esposa Tania, Alberto Castillo, Juancito Díaz, Manuel Pizarro y otras figuras, o la inclusión de algunos tangos en el repertorio de orquestas locales, podríamos mencionar los años 80 como los del renacer.
En el año 1985 se inauguró un monolito que recuerda la figura de Carlos Gardel en Barcelona. La presencia de la orquesta del maestro Osvaldo Pugliese, Susana Rinaldi, Rubén Juarez, el programa “Milongueando en los 90” que se emite semanalmente desde 1989 y las actuaciones de músicos argentinos radicados en Barcelona, como el bandoneonista Alberto “Pajarito” Garcia, el pianista Martín Fernández, el cantor Fernando Ríos Palacio, la cantante Elba Picó, el contrabajista Jorge Sarraute, los guitarristas “Rabito” Vélez y Títo Cava (Donato del Valle Herrera) y la importante labor editorial del sello discográfico «El Bandoneón» reeditando los principales intérpretes de la música de Buenos Aires, contribuyeron decididamente a este fenómeno.
Actualmente el tango ha cobrado -dentro de su propia fisonomía- una estilización y una aristocracia que le han hecho acreedor de la popularidad que goza en el mundo entero. Catalunya ha recogido siempre como cosa propia su poesía y su música, y de ahí la popularidad de toda la lírica criolla en Catalunya, que hoy como ayer, cobra en la boca del pueblo una máxima categoría de emoción. Son estas nuevas generaciones de amantes del género las que se acercan de forma ininterrumpida a sus orígenes buscando en el tango, a través de la música, la poesía y la danza, la esencia: “esencia que une de forma inequívoca a catalanes y porteños.»